Desde hace dos décadas el pádel es uno de los deportes que cuenta con más usuarios activos en España. Este deporte tuvo un boom importante hace veinte años y ha llenado las poblaciones españolas de pistas de pádel y de sus correspondientes jugadores.
Para conocer su origen, debemos remontarnos a los años 60 e irnos un poco más lejos, concretamente a México. Allí, Enrique Corcuera, al que se le considera el impulsor de esta disciplina deportiva, creó en su casa la primera pista de lo que hoy conocemos como pádel, adaptando un frontón al espacio y a las condiciones que tenía.
El nexo con España llegó pronto y también tiene nombre propio: el del príncipe Alfonso de Hohenlohe. En uno de sus viajes a México, visitó a Enrique Corcuera y no dudó en llevarse de vuelta con él a España un deporte que se adaptaba a la perfección a lo que estaba buscando. Fue Marbella el lugar en el que construyó la primera pista, dando el primer paso de una expansión internacional que no ha parado hasta nuestros días.
Una de las claves para la rápida expansión y aceptación de este deporte fue el gran apoyo que tuvo de tenistas profesionales. Uno de los principales embajadores en España fue Manolo Santana, que se aficionó a un deporte al que además ayudó con su promoción, organizando torneos y propiciando la construcción de nuevas pistas.
Pero el gran impulso para el pádel en España llegaría en los años 90, donde ya no solo deportistas profesionales apostaron por este deporte, sino que además se unieron a ellos figuras del ámbito político, empresarial y periodístico de España.
En esa década, además, se sentaron las bases organizativas. En 1991 se constituyó la Federación Internacional de Pádel y en 1993 el Consejo Superior de Deportes daría al pádel el reconocimiento oficial como modalidad deportiva.
Desde entonces se ha avanzando mucho en la profesionalización y, hoy en día, existe un circuito plenamente asentado en el que compiten los mejores jugadores del mundo.